“Matemáticas que construyen confianza”

Publicado el 28 de septiembre de 2025, 22:20

La autoeficacia como motor del aprendizaje

Uno de los mayores regalos que podemos dar a nuestros hijos es la confianza en sí mismos. Esa sensación de “sí puedo” es lo que en psicología se llama autoeficacia: la seguridad de que sus acciones tienen un impacto real y que con esfuerzo es posible superar los retos.

En la adolescencia, esta idea cobra aún más fuerza. Es la etapa en la que comienzan a enfrentarse a desafíos más complejos, como elegir una carrera, descubrir sus talentos y superar materias que a veces se sienten imposibles, como las matemáticas.

Cuando un joven resuelve un problema después de varios intentos, no solo está aprendiendo un procedimiento matemático: está construyendo confianza en su capacidad para enfrentar obstáculos. Cada logro se convierte en un recordatorio de que sus acciones cuentan.

 

Por el contrario, cuando siente que haga lo que haga “no puede con las matemáticas”, aparece la frustración y puede nacer la idea de que nada depende de él. Esa sensación de indefensión no solo toca sus calificaciones, también afecta su forma de verse a sí mismo.

La buena noticia es que  podemos fortalecer la autoeficacia en nuestros hijos con acciones concretas.

 

🔑 Estrategias para fortalecer la autoeficacia en adolescentes : 

¿Qué podemos hacer los padres ante esta situación?

 

  • Establecer metas alcanzables. Acompaña a tu hijo a fijar objetivos progresivos, como mejorar un punto en su calificación o resolver un número extra de problemas. "Alcanzar cada meta refuerza su confianza."

  • Refuerzos positivos. Reconoce sus avances, incluso los pequeños. Un “me doy cuenta de tu esfuerzo” vale más que una larga explicación.

  • Modelos a seguir. Comparte historias de personas que superaron dificultades, incluso tus propias experiencias con las matemáticas, para mostrar que los retos se pueden vencer.

  • Enseñar habilidades específicas. Bríndale herramientas prácticas, como técnicas de estudio o estrategias para resolver problemas paso a paso.

  • Promover la autonomía. Anímalo a organizar sus tiempos de estudio y a tomar decisiones sobre cómo enfrentará sus tareas.

  • Fomentar el aprendizaje de los errores. Hazle ver que equivocarse no es un fracaso, sino parte del proceso. Cada error señala un camino para mejorar.

  • Crear un entorno de apoyo. Procura que en casa haya un ambiente en el que se sienta escuchado y acompañado, sin juicios.

  • Establecer contingencias claras. Ayúdalo a notar que cuando estudia, sus resultados mejoran, y que cuando no lo hace, la consecuencia también es clara.

  • Reducir la indefensión. Evita frases como “tú no eres bueno para las matemáticas”. Mejor acompáñalo en descubrir cómo puede aprender de una manera distinta.

  • Fomentar el pensamiento positivo. Anímalo a mirar sus fortalezas y recordarle que cada reto es una oportunidad de crecimiento.

 

Las matemáticas, más allá de ser una materia escolar, pueden convertirse en un espacio donde los adolescentes aprenden a confiar en sí mismos, a descubrir que son capaces y que cada esfuerzo los acerca a sus metas. Al final, lo más valioso no es solo que aprendan fórmulas, sino que se lleven la certeza de que sí pueden.


La autoeficacia se construye paso a paso, problema a problema.


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