“¿Tu hijo odia las matemáticas? La verdadera razón no es la que piensas”

Publicado el 8 de septiembre de 2025, 18:27

Muchos padres escuchan a sus hijos decir frases como “odio las matemáticas”, “soy malo para esto” o “nunca voy a entenderlas”. Automáticamente pensamos que se trata de flojera, falta de interés o simplemente de que “no se le dan los números”.
La realidad es muy distinta: detrás de esa frase suele haber ansiedad, frustración y baja autoestima académica. Y cuando no se atiende, el rechazo a las matemáticas puede escalar a problemas más grandes: miedo a los exámenes, bloqueo al estudiar y hasta desmotivación en otras materias.

El mito del “nació malo para las mates”

Nadie nace odiando las matemáticas. Ese rechazo es aprendido, muchas veces a partir de experiencias negativas:

  • Una mala calificación que dejó una marca.

  • Un profesor que explicó de forma muy rígida.

  • Comparaciones con otros compañeros o hermanos.

El problema no es la capacidad, sino la emoción que quedó asociada a la materia.

Las emociones detrás del odio a las matemáticas

Cuando un estudiante dice “odio las mates”, en realidad suele sentir:

  • Ansiedad: miedo a equivocarse o a reprobar.

  • Frustración: después de horas de estudio sin resultados.

  • Baja autoestima académica: creer que nunca podrá lograrlo.

  • Desmotivación: al sentir que “ya nada tiene caso”.

Y aquí está la clave: mientras más emociones negativas se acumulen, más se bloquea la mente al aprender.

Cómo transformar el rechazo en confianza

La buena noticia es que el rechazo a las matemáticas no es definitivo. Con el acompañamiento correcto, los estudiantes pueden cambiar la forma en que se relacionan con esta materia.
En nuestra experiencia, hay 3 pasos clave:

  1. Escuchar y validar emociones – reconocer que su miedo o frustración son reales.

  2. Aplicar estrategias de aprendizaje personalizadas – cada alumno tiene un estilo diferente (visual, práctico, paso a paso).

  3. Fomentar resiliencia y autoeficacia – celebrar avances pequeños para que el estudiante vea que sí puede.

Lo que un padre puede hacer desde casa

Tú puedes empezar a cambiar esa relación con pequeños gestos:

  • Evita frases como “a mí tampoco se me daban las mates”.

  • Refuerza el esfuerzo, no solo la calificación.

  • Ayúdalo a dividir la tarea en pasos pequeños.

  • Busca apoyo profesional si notas que la ansiedad o el rechazo aumentan.

El odio a las matemáticas no es un problema de inteligencia, sino de acompañamiento.
En Iq Matemáticas trabajamos con un modelo que combina enseñanza académica y apoyo psicopedagógico para que tu hijo recupere la confianza, reduzca la ansiedad y logre mejores resultados.

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